El Barcelona femenino sigue de fiesta y este viernes, batiendo su propio record de asistencia a un partido de futbol femenil con 91 mil 648 espectadores, tomó billete y medio para la final de la Champions League que se disputará en Turín el 21 de mayo.
Si eliminó en cuartos al Real Madrid con una facilidad evidente, solventó la ida de las semifinales con un contundente 5-1 sobre el Wolfsburgo, que pasó un auténtico calvario en la primera mitad y no acabó encajando una goleada de escándalo de milagro.
Contando sus partidos por victorias, ya 39 esta temporada, no pocos de ellos con goleadas, el Barça de Jonatan Giráldez parece decidido a hacer historia a cada día que pasa. Historia en las gradas, historia en el campo. Historia en el marcador…
Y es que la fiesta sigue alrededor de un equipo que si batió el record mundial de asistencia a un partido femenino en el duelo ante el Madrid, esta vez se superó con un público otra vez entregado de principio a fin, que disfrutó de un partido a ratos magnífico de las jugadoras azulgranas y que acabó de convencerse de que el relato en cuanto al fútbol del club es generalizado.
El toque, la combinación, la colocación, el remate, la presión… Este Barça dio una auténtica lección, completando una primera mitad primorosa frente a unas rivales a las que jamás habían marcado un gol, ante las que habían perdido los cuatro partidos precedentes disputados y que se presentaron en el Camp Nou advirtiendo que, como ellas, las azulgranas, podían aún luchar por el triplete…
En diez minutos se les abrieron los ojos. Aitana Bonmatí y Caroline Graham Hansen, con un golazo soberbio, colocaron el 2-0 antes de que la portera local, Sandra Paños, tocase el balón y apenas pasada la media hora Jenifer Hermoso colocó el 3-0 que dio paso a un final de primera mitad eléctrico en el que Alexia Putellas anotó el cuarto.