Potentes barcos de guerra de la Marina de Rusia, incluidos una fragata y un submarino de propulsión nuclear, llegaron el miércoles al puerto de la capital de Cuba luego de realizar maniobras de práctica en el océano Atlántico que fueron monitoreadas por Estados Unidos.
Los dos primeros buques, un petrolero y un remolcador, atravesaron lentamente la boca de la bahía de La Habana a primera hora de la mañana bajo un aguacero, según pudo confirmar The Associated Press. Las embarcaciones navegaban acompañadas por guías, pequeños botes que dirigían su avance por el estrecho canal de entrada.
Poco después los siguió una fragata que fue saludada por 21 salvas de cañón disparadas por sus colegas militares cubanos desde la fortaleza militar de La Cabaña. La embarcación pintada de gris ingresó a la rada local con marineros vestidos de gala y adornada con las banderas de Rusia y Cuba. Finalmente se produjo el ingreso del submarino.
El paso por Cuba de una flota compuesta por la fragata Gorshkov, el submarino nuclear Kazan y dos naves de apoyo —el petrolero Pashin y el remolcador de salvamento Nikolai Chiker— había sido confirmado por la Cancillería cubana la semana pasada en un comunicado, que indicó que el atraque se produciría entre el 12 y el 17 de junio.
Muchos cubanos detuvieron sus actividades habituales por la Avenida del Puerto, que corre paralela al canal de entrada de la bahía, para ver el lento paso de las naves y tomarse fotos. No se reportó un incremento de la actividad militar en el área.
“Latinoamérica es una zona de paz y Estados Unidos debe tomarlo (a la presencia de las naves de la nación euroasiática) como lo que es, una visita de cortesía”, dijo a AP Doris Vera, una asesora económica de 60 años.
Unos metros más allá, el ingeniero Romualdo Sánchez, de 67 años, indicó que espera que el arribo sea “provechoso” para las relaciones de Cuba y Rusia pero descartó que se convirtiera en “una amenaza para Estados Unidos”.